
¡Hola! Soy Daniel Alfranca Gil, un íbero del norte con tendencia a la pereza, al que un improbable viaje le llevó desde las gélidas tierras canadienses hasta los confines de la selva amazónica peruana. Llevo viviendo aquí, en una pequeña ciudad llamada Tarapoto, casi tres años, y las cosas en este lado del mundo son tan interesantes como imaginaste que podría ser Macondo.
Durante todo este tiempo, he podido descubrir algunos de los sitios más bellos de toda la amazonia, crear una guía turística de la ciudad, Tarapoto Tours&Tips, y dedicarme al noble arte contemplativo de no hacer nada. Este artículo es el fruto de la experiencia de esas tres cosas.
¡Espero que te guste!
Los destinos ocultos, aquellos que por su extrañeza y lejanía son propicios para la ensoñación, forman también el escenario preferido de algunas de las mejores fantasías románticas.
En este sentido, el norte del Perú, con sus paisajes vírgenes y sus selvas inacabables, constituye sin duda, unos de los mejores lugares para disfrutar de una aventura exótica.
Por su ubicación, en medio de la espesa selva amazónica, es un lugar idóneo para desconectar y disfrutar de la variedad de formas con que la madre naturaleza nos sorprende. No en vano, es una zona conocida y descubierta tan solo en parte, y con vastas extensiones inexploradas que permiten al viajero disfrutar de la exclusiva sensación de estar en un lugar donde el ruido de la civilización se escucha apenas como un lejano zumbido.
En este post les intentaremos trazar una ruta para un viaje seguro pero también excitante, a lo largo de ese Perú más desconocido, alejado de Machu Picchu y donde tanto los incas como el conquistador español Aguirre casi perecieron intentando penetrar en sus frondosas fronteras.
En este post encontrarás...
¿Cómo hacer una aventura romántica por el norte de Perú?
Punto de Entrada: Tarapoto
Seguramente fuera del Perú, la ciudad amazónica del país más conocida es Iquitos, que se encuentra en el extremo más oriental del territorio. Sin embargo, para el viaje que les proponemos es mejor empezar desde Tarapoto, que goza de una ubicación mucho más centrada dentro del mapa y está tan bien comunicada como Iquitos pues recibe un mínimo de seis vuelos diarios desde Lima. Se encuentra a medio camino de la selva alta peruana y las planicies de la selva baja y por su ubicación es ideal para visitar ambas.
Tarapoto, eso sí, debe considerarse como simplemente un lugar de paso. Como en cualquier viaje a la naturaleza, las ciudades son más bien un punto de partida y cuanto más lejos de ellas, cosas más interesantes se pueden encontrar. Para pasar la noche, sin embargo, podrá encontrar algunos lodges bastante interesantes como por ejemplo, Pumarinri o Shimiyacu, ambos ubicados a las afueras de la ciudad y más metidos en la naturaleza. Además, en el caso de Pumarinri, se trata de una estación de paso fantástica para realizar la ruta que va hacia el noreste, la siguiente parada de nuestro viaje.

Chazuta: los últimos quechuas antes del río Amazonas
Siguiendo el curso del río Huallaga, a apenas una hora y media de Tarapoto, nos encontramos con la localidad de Chazuta, un lugar donde, de algún modo, se detuvo el reloj del tiempo. Hace más de cuarenta años, aquí fueron filmadas algunas escenas de la famosa película de Werner Herzog, Aguirre, la Cólera de Dios, y desde entonces las cosas no han cambiado demasiado. En su momento, esta comunidad fue el puerto fluvial y mercante más importante de la región pues hasta allí se transportaban en balsa todas las mercancías procedentes de Iquitos y del río amazonas. Sin embargo, al construirse la carretera, el río dejó de ser el medio más efectivo para el transporte y la población quedó un poco aislada perdiendo parte de su antiguo esplendor.
Desde el punto de vista cultural, en cambio, Chazuta tiene un valor incalculable pues ese relativo aislamiento le ha permitido conservar con mas pureza parte de sus costumbres ancestrales. Sus habitantes son expertos cultivadores de cacao y sus producciones artesanales de cerámica son interesantísimas muestras de la cultura quechua-lamista. Este es, de hecho, el límite hasta donde los incas pudieron extender su influencia en el norte y un lugar perfecto para conocer hermosas expresiones artísticas de esta civilización. Recomendamos la visita al centro Wasichay, donde podrán realizar un taller de cerámica tradicional, la visita alguna de las chacras (granjas) de la zona para presenciar el método de cultivo del cacao o bien la visita a Mishky cacao una fábrica de chocolate en medio de la selva.
Por otro lado, también es imprescindible dedicar otro día a esta población y desde su puerto alquilar un bote para remontarse río arriba. A más o menos una hora de navegación se encuentra el pongo de Aguirre, una magnífica formación geológica donde el río se estrecha y por donde se dice que pasó el conquistador español. Durante el trayecto es posible ir parando en las distintas poblaciones agrícolas que viven a lo largo del curso del río Huallaga y conocer un poco mejor sus costumbres o incluso detenerse a comer en alguna de ellas. Antes de volver, eso sí, debe realizarse una última parada en las cascadas de Achinamiza, unas caídas de agua muy calientes (bueno, en realidad están hirviendo y queman, se lo digo por experiencia) que se encuentran en medio de la selva y que por su singularidad son bastante espectaculares.
Parque Nacional del Río Abiseo: la ruta de las cataratas.
Casi el 54% de la superficie total de Perú está cubierta por bosques húmedos amazónicos.
Dentro del territorio peruano pueden encontrarse una cantidad ingente de reservas naturales y espacios protegidos. Sin embargo, la singularidad del Parque Nacional del Río Abiseo la destaca por encima de la mayoría. Su área natural protegida forma parte de la selva alta amazónica y por tanto es también bastante montañosa. Sus vistas son muy diferentes a las típicas postales de ríos anchos y tranquilos de las planicies de la selva baja. Aquí, el caudal es intenso y baja con una fuerza casi violenta. El terreno es escarpado, vertical, y por ello también goza de una sorprendente abundancia en cataratas y caídas de agua. Especialmente en la época de lluvias, es impresionante presenciar la fuerza de la corriente y cómo se precipitan los flujos de agua por los acantilados. Por sus dimensiones se trata, sin duda, de algo inaudito e imposible de presenciar en cualquier otra parte del mundo.
Si se visita lo ideal es estar un mínimo de dos días. En el primero, recomendamos alquilar un bote e ir contra corriente río arriba. Como el caudal baja bastante fuerte, navegar de este modo en el río Abiseo es prácticamente como practicar rafting a la inversa, contra la corriente. El lugar dispone para ello de un circuito de aguas que tiene un enfoque bastante lúdico. Se trata no solo de contemplar la naturaleza sino también de interactuar con los recursos hídricos que el sitio ofrece como si se tratase de un parque acuático. A lo largo del recorrido se hacen diversas paradas para bañarse en cataratas y quebradas que se distribuyen a ambos lados del río y que están a salvo de la corriente. Se trata de una excursión de aventura, sin duda, pero tampoco hace falta ninguna preparación especial. De hecho, el que escribe realizó la excursión con una persona que estaba lo suficientemente loca para meterse en medio de un río amazónico sin saber nadar.
El segundo día, es el turno de la espeleología. El parque nacional del Río Abiseo es también una zona con muchas cuevas y especialmente la visita a la cueva de los franceses es casi obligada. En ella, es tan necesario el casco y la linterna del espeleólogo como el bañador y las botas de aguas del bañista pues dentro de las cuevas ambas actividades se practican por igual. La cueva consta de siete niveles que se recorren en alrededor de 2 horas y llama la atención la constante presencia del agua. Hay partes que cubre hasta la cintura de forma que la distancia entre la superficie y el techo es bastante pequeña. En algunos tramos aun pudiendo tocar suelo es más útil nadar que caminar. Por ello, aun no siendo estrictamente necesario también se recorre con un chaleco salvavidas. También en este caso, cabe destacar que para la realización de la excursión, no hace falta ninguna preparación especial.
Por último, si se quieren quedar un día más no dejen de visitar la catarata del Breo una de las caídas de agua más espectaculares de todo el Amazonas.
Ruta del Alto Mayo: El camino de las aves
Valga un dato para poner en perspectiva el inmenso valor ecológico de esta ruta. En los 380 km que van de Tarapoto a Chachapoyas se encuentran un 10 % de toda la biodiversidad de aves del planeta. Además, de esa cantidad un porcentaje muy alto son especies endémicas (es decir que se encuentran exclusivamente en ese lugar). Alguna vez, he escuchado por ahí que esta ruta es el Machupichu del turismo de avistamiento de aves y efectivamente cada año recibe bastantes expediciones de este tipo.

Por ejemplo, es muy interesante la visita al morro de la calzada, una colina que se eleva de una forma llamativa en un entorno completamente plano y que es un micro-ecosistema para un mono en peligro de extinción que aquí se le conoce como choro. También son imprescindibles las reservas de Santa Elena y Tingana dos parques de carácter pantanoso y que se recorren en canoa. Uno de los aspectos más espectaculares de ambas es la abundante vegetación que flanquea los pequeños ríos que los atraviesan y que forman un techo natural con sus ramas. Por arriba, mientras que se navega es posible ver pequeños monos y aves que prosiguen con su frenética rutina diaria indiferentes ante la presencia humana.
A punto de salir ya de la provincia de San Martín también debe hacerse una parada en la comunidad de nueva Palestina. Es una pequeña comunidad regentada casi como un matriarcado donde un grupo de mujeres se encargan de la gestión de su entorno. Su principal atractivo turístico son las cuevas de Palestina, unas grutas que transcurren por el interior de una colina cercana y que tienen un gran interés espeleológico además de ser muy accesibles y aptas para ser transitadas por todo tipo de públicos. En la misma comunidad también podrán visitar un bonito mariposario.

¡Hasta pronto!
A lo largo de este post, te he mostrado sólo algunas de las inabarcables posibilidades que tiene la región de Tarapoto para visitar. Muchas se han quedado en el tintero pero sin duda es una región interesantísima por no ser muy conocida ni transitada y tener sus reservas naturales en un perfecto estado de conservación.
Si visitas Tarapoto no te quepa duda que, como le ha pasado al que está escribiendo esto, quedarás encantado y casi ya no querrás volver.
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